Los primeros proyectos de lenguas universales tienen su origen en la idea cartesiana de que el lenguaje debería ser universal y fácil, basándose en la lógica de la razón. A sus ojos las lenguas naturales eran creaciones lógicas y arbitrarias e intentaron estructurar una lengua que, basada en la más estricta lógica, constituyese un instrumento capaz de convertirse en una herramienta útil para la comunicación. El objetivo era articular una gramática tan sencilla que pudiera ser aprendida en cinco o seis horas de estudio. A pesar del esfuerzo, las palabras resultaban muy confusas y difíciles de distinguir unas de otras.
Estos intentos del siglo XVII fueron retomados, con gran fuerza, en el siglo XIX, olvidando el enfoque racionalista para centrarse más en los aspectos lingüísticos que se descubren en las lenguas naturales. A modo de curiosidad, en 1852 Sotos Ochando, recuperando el enfoque cartesiano, establece una estructura racional que tuvo cierto empuje. Por ejemplo: A, clase de cosas; AB, objetos materiales…; más curiosa resulta la solución del Translingua que intenta reducir todo el lenguaje a una sucesión de números, por ejemplo: 7131 significa león, ya que 7 designa a la clase de los animales y 131 significa felino, etc.
Estos sistemas por su artificialidad no pudieron obtener el éxito que de ellos se esperaba, ya que producían un rechazo y además no permitían una fácil comunicación.
Como consecuencia surge la necesidad de basar la lengua universal en uno o naturales. El primer intento de esta índole fue el Volapük, un invento del sacerdote alemán J.IVI. Schleyer. Elaboró un alfabeto universal de 28 caracteres capaz de transcribir todas las lenguas. El Volapük poseia una gramática regular de cierta complejidad, el vocabulario se extrajo de las lenguas naturales simplificado mucho los vocablos v.g, world > vol, speak > pük, animal > nim. Tuvo un gran desarrollo, se llegaron a imprimir muchos periódicos, revistas etc.pero la escasa flexibilidad de su inventor ante la posible evolución de la lengua conllevó la división y posterior desaparición de este loable intento.
Una de las principales enseñanzas de la experiencia del Volapük fue el interés las lenguas universales despertaron en la burguesía europea del XIX. La Sociedad Filarmónica Americana en 1887 recogió este interés quedó plasmado en las siguientes características que debería
tener un idioma universal:
Otra de las causas que precipitaron el declive del Volapuk fue la aparición de la lengua universal que fama ha alcanzado: el esperanto. Este lenguaje fue obra de un oculista polaco, L.L. Zamenhof, que en 1887 público un folleto donde a conocer su lengua. El ideal de Zamenhof era la reconciliación de todos los hombres, y el lenguaje el principal obstáculo para esta
reconciliación,era por ello necesario desarrollo desarrollar un vehículo neutral que fuera accesible a todos y permitiese un fácil acceso a la cultura por todas las personas.
El esperanto ha producido gran cantidad de traducciones y muchas obras originales demostrando con ello su idoneidad como medio de transmisión cultural y creatividad.
En el siglo XX se ha reafirmado el interés por las lenguas universales. En 1903 el profesor italiano G. Peano creó una nueva lengua directamente inspirada en el latín: latino sine flexione, o sea el latín sin declaraciones. Otros intentos han sido el Interlingua, el Ido, el basic English…
De intentos, el que más esfuerzo ha realizado en pro de una lengua universal, y de la fraternidad entre los hombres, ha el Esperanto. En se pretende presentar una síntesis articulada en torno a los universales lingüísticos y un léxico internacional indoeuropeo. Un vehículo de comunicación que, basándose en una gramática muy sencilla y flexible, y en un
vocabulario conocido o al menos familiar, permita una comunicación entre las personas: consiguiendo un puente universal: MULTILINGUA.